La noche del once, jueves... al que suscribe no le agradan especialmente las fechas entre semana, este webzine le proporciona a su autor múltiples satisfacciones pero el beneficio económico no es una de ellas, por tanto las facturas hay que pagarlas trabajando por cuenta ajena como el común de los mortales, por ello trasnochar un jueves y madrugar al día siguiente es plato de difícil digestión, máxime cuando uno tiene el alma inquieta y trasnochadora, además de unos compañeros de viaje con espíritu nocturno. El problema es cuando la cita es ineludible, y la del pasado jueves así se podía catalogar, la valenciana sala Wah Wah tenía preparado un doble cartel realmente suculento y no podíamos fallar a semejante convocatoria. Por un lado uno de los culpables de la cimentación del punk rock newyorkino de mediados de los 90's, Jesse Malin y sus D- Generation nos dejaron un legado de tres recordados albums, ahora en su desigual etapa en solitario una extensa discografía plagada de luces y sombras le traía a tierras valencianas con su nueva banda "The St. Marks Social" y por otro, por encima de todo The Bellrays, una de las bandas de cabecera de este humilde cronista, sala pequeña, dos grupos de hondo calado, imposible resistirse...
Para quien no conozca la sala Wah Wah, decirles que es un lugar con un encanto especial, de ajustadísimo aforo y techos bajos ofrece una cuidada y selecta programación de conciertos, si bien han de cargar con el hándicap algunas veces de un sonido deficiente la excesiva proximidad entre escenario y publico la hace tremendamente atractiva para las descargas en directo y para noches como la del jueves que se adivinaba cargada de adrenalina. Además la disposición periférica del escenario permite que el público pueda rodearlo casi en su totalidad creando una nebulosa atmosfera y un alto grado de interactuación con el respetable.
El encargado de comenzar los juegos esa noche eran Malin, pasadas las nueve y media pisaba el escenario con su nueva banda, posicionados sobre las tablas nos hacían participes de su entregado directo, un set que les adelanto poco convincente que no supo o no pudo ganar para su causa a un público impaciente por disfrutar del ciclón Bellrays. Es indiscutible la entrega y las ganas que puso el bueno de Jesse en su cometido, pero su directo acabo por convertirse en una sucesión de temas que a juzgar por las reacciones de las primeras filas pasaron sin pena ni gloria. Iniciaba su set con "Burning The Bowery" la canción escogida también para abrir su última entrega discográfica "Love It To Life", una banda perfectamente engrasada ayudaba a Malin con un repertorio en el que pudimos disfrutar de por ejemplo "All The Way From Moscow" que sonó brillante, "Disco Ghetto", "Burn The Bridge" o "Lonely At Heart". Tal vez consciente de su fría acogida Malin acabo pronto su actuación dejando todo dispuesto para la segunda cita de la noche.
Las primeras filas comenzaban a rebosar, todo el mundo buscaba una localización de excepción para disfrutar de la cercanía de las bondades del sonido de los de Riverside. A las diez y media la nueva y muy joven sección rítmica se colocaba tras sus instrumentos, acto seguido Bob Vennum -el hijo prodigo ha vuelto tras la marcha de Tony Fate- se calzaba su "Gibson" y hacía sonar un acorde al viento para comprobar que sonaba, inmediatamente despues Lisa Keukaula se plantaba ante los allí presentes embutida en un vestido negro y unas botas rojas, luciendo cardado imposible y una pandereta a la que no dio ni un segundo de descanso, dispuestos a presentar su flamante nuevo trabajo "Black Ligththing" y su apasionada, explosiva y ardiente puesta en escena, donde una vez más volvieron a defender con extremada solvencia su eslogan "Blues is the Teacher, Punk is the Preacher" (adoro esta expresión).
Sorprendentemente abrieron con un pausado tema de su anterior álbum "Hard Sweet And Sticky", "The Fire Next Time" comenzando a sonar e invadía plácidamente lo propicio del ambiente, un escalofrió recorría todo mi cuerpo cuando inmediatamente despues sonaba "One big party" la fiesta comenzaba, una exclamación conjunta por parte de los allí presentes definía el grado de satisfacción que se traducía en brazos en alto y bailoteos. "That's Not The Way It Should Be" pulverizaba mi ánimo, así que no tuve más remedio que guardar mis notas y la cámara de fotos y dedicarme a disfrutar de la sinergia concentrada en la segunda fila que un servidor ocupaba. "Maniac Blues", evocaba el recuerdo de su álbum de 2006 "Have A Little Faith". A partir de ese momento se sucedió una mezcla de temas de su último trabajo y algunos clásicos, que su último disco este tan reciente provoco que la primera escucha de sus diez nuevas canciones fuera en directo, y para caminar del lado de la justicia hay que reconocer que la nueva entrega de los californianos quizás sea algo más intimista, menos garajera, aunque sin perder un ápice del beneficioso halo soul que en directo suena realmente embriagador, una vez finalizado el concierto me hice con una copia de su vinilo, así que en días sucesivos tiempo habrá de hablar de él.
Así sonaba por primera vez para estos oídos "Sun comes down", "Close your eyes, "Anymore", "The way" o "Power to burn", eficientes, novedosos y poco rodados, fue muy divertido ver a Lisa marcando las pautas sobre la marcha a su banda, nos sorprendía con continuos gestos cómplices para comunicarse y marcar repeticiones y finales, curioso. "Coming Down", "Infection", "Sister Disaster" o "Voodoo Train" sonaban arrebatadoras, tanto como la potencia escénica de una dama de voz prodigiosa que acometía cada pasaje de la noche como si fuese a ser el último de su vida, Bellrays en escena es un tren de mercancías que arrolla todo lo que encuentra a su paso, su entrega, su energía y sobre todo su magnífico repertorio es toda una recompensa para los sentidos. Sin tregua, ni descansos entre tema y tema la intensidad sonora fue en un continuo "in crescendo", actitud muy punk para una banda que nos hizo disfrutar como locos y que se despedía entre aplausos mientras desaparecian por la puerta del backstage.
Unos minutos despues reaparecían para ofrecernos "Have A Little Faith in Me", una fabulosa canción que nos atravesó de arriba a abajo, postulándose como uno de los momentos de más intensidad de la noche, un par de temas más que acabaron con Lisa bajando y mezclándose con un público muy intimidado ante la penetrante mirada de la dama, la banda se despedía entre vítores, sonrisas y miradas de aceptación. Aun saldrían una vez más a interpretar un nuevo tema que pondría -esta vez sí- el punto final a una magnifica velada de ardoroso rock and roll, solo pondré un pero... es la segunda vez que disfruto de su vigoroso directo y no hay manera de que toquen mi pieza favorita "Black is the color"..... redeu!!
NOTA: Parece ser que hay problemas en las conexiones hoy, cuando sea posible publicare los videos restantes...
2 comentarios:
Joooooder!!!! Tocaraon entre semana tambien aqui por los madriles,no pude asistir me vino de culo la fecha el horario y la sala.Espinita clavada con esta banda,la proxima no se me escapan.
Por cierto anoche vuestros paisanos Uzzhuaia en Caracol.....¡¡MATADORES!!
pues el concierto de anoche para mi gusto ha sido el mas flojo que he podido ver de The Bellrays, y con este es la 4ª, han dejado el acelerador de lado y van en una dirección mucho mas facilona y comercial, bajo mi punto de vista, claro.
les salvo los últimos 20 minutos del concierto donde lisa paso de un estado catatonico, creo que estaba demasiado cansada.., a la catarsis poseída por el espíritu de James Brown y Johnny Thunder.
de todos modos desde que el bajista cogió la guitarra y el guitarra desapareció,...las cosas cambiaron radicalmente en esta banda creo que el espíritu punk lo llevaba el antiguo guitarra... y si no van cuajando el resto de miembros con una continuidad...por algo será...
una lastima sera si siguen por estas nuevas sendas les tengo un gran cariño...aun recuerdo los conciertos en KGB y Bikini y esa versión en directo de Hygway to Hell.... la mejor voz que ha suplantado a Bon Scott sin ningún tipo de duda
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